"Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión".
En ello se resume la concepción de la dialogicidad. Ésta constituye la esencia de la educación como práctica de libertad.
Para Paulo Freire, la palabra está constituida por dos fases: la acción y la reflexión. Ambas establecen la praxis del proceso transformador, pues no es posible una reflexión sin acción (verbalismo) ni una acción sin reflexión (activismo).
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